Escribir es algo que disfruto enormemente.  Hacerlo de manera regular siempre fue algo que quise hacer pero por «X» ó por «Y» no lo había hecho. Sin embargo, fue cuando comenzó la peor etapa de esta aventura que vivimos (en Octubre 2015), cuando di los primeros pasos en esta dirección.  Teníamos una historia que contar y abrimos este espacio;  decidir arrancar fue definitivo pero el verdadero reto estaba en permanecer escribiendo periódicamente. Lo que parecía ser un blog de nutrición, ha ido tomando muchos otros matices. La variedad de lugares desde los cuales nos hemos tenido que sentar a escribir y la infinidad de experiencias por las que hemos pasado me han impulsado a no preocuparme tanto por estructurar el contenido,  como por ventilar aquello que estamos viviendo y comprobando. Algunas veces ha sido desde la cocina de mi casa, otras desde la sala de espera de un hospital,  y una que otra hemos escrito desde mi cama, porque el cansancio es el único lugar que nos lo permite.

Estos ocho meses que hemos estado publicando en este blog, siempre me he preguntado por qué cuando llega el momento de escribir, nadie me trae una silla, me pone la computadora en frente, toma mis responsabilidades pendientes y hace callar a todos a mi alrededor para que me concentre…. ja, ja, ja….. Sueños guajiros. 😀   Muy por el contrario, tal parece que cuando me dispongo a trabajar en mis notas,  el mundo se pone de acuerdo para interrumpir ó distraerme.  Es muy interesante para mí hacer este recuento el día de hoy.

Son las 5 AM y no tengo sueño.  Hemos tenido una semana de maratón con tantas actividades en casa, la cual incluye una cirugía de varices esofágicas de mi comensal favorito que ocurrió el pasado viernes. Todo está en silencio y encuentro en estos momentos la oportunidad para disfrutar de esta quietud,  la ocasión para reflexionar y los instantes ideales para reinventarme.

Y es que cuando estoy viviendo tantas cosas a la vez y me veo frente a la necesidad de procesar tantas emociones, presiones y demandas al mismo tiempo,  existen dos opciones frente a mí:

¿Perder el juicio haciéndola de «la reina del drama» ó ReinventarMe?

Estoy convencida de ello, quejarme nunca será la mejor opción.  Dejar que se acumulen todas esas sensaciones interiores sin ponerles orden tampoco lo es.  Y es de esto precisamente de lo que se trata esta nota que escribo ahora.  De la quietud que me embarga para traerme a recapacitar, reconsiderar y reorganizar mi mundo interior.

UNA NUEVA VERSIÓN DE MÍ. 

Hoy no tengo tiempo pero me doy el tiempo para  atender a la persona más importante para Dios: YO MISMA.   No voy a fijarme nuevas metas, ni a proponerme adquirir nuevos hábitos. Solo voy a prestarme a esa reestructura interna que me permita, NO estar a doc con las demandas de mi entorno, sino vivir POR ENCIMA DE ELLAS.

Todavía no amanece y el silencio de la mañana se rompe únicamente por el canto de los pájaros que puedo escuchar a lo lejos.   Este concierto matutino es el fondo musical con el que me recuerdo a mí misma que NO SE TRATA DE MIS ESFUERZOS POR CAMBIAR Ó POR SER UNA MEJOR PERSONA.

Me reinvento cuando me atrevo a bajarle dos rayitas a lo externo para atreverme a mirar hacia adentro. 

Doy paso a la mejor persona que ya soy y al cambio inminente que produce esta decisión personal. Me dispongo a identificar lo maravilloso que el Creador depositó dentro de mí y a darle crédito a lo que dice que me ha hecho ser.   Le doy peso a lo único que tiene valor, y esto es el amor  con durabilidad eterna y calidad incondicional con el que soy amada.

Hoy estoy reinventándome. Aquí vamos…… ¡Un nuevo día nos espera!