Se trata de mí

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La sala de espera del hospital es un espacio inspirador para mí.  Estoy aquí sentada mientras le realizan un ultrasonido de abdomen a mi comensal favorito.  En lugar de darle lugar a la preocupación, le doy apertura a la creatividad y me siento a escribir. Los resultados completos no los tendremos hasta dentro de algunas semanas cuando veamos al hepatólogo.   Mientras tanto,  este tiempo de contemplación se convierte en una inversión para compartir con otros nuestras vivencias.


Es aquí donde compruebo una vez más que son mis decisiones personales las que determinan mi avance ó mi estancamiento en mi crecimiento dentro de esta aventura. 


La sala de espera es un sitio que visito con frecuencia y se ha convertido en un lugar para la reflexión personal.  Después de un par de meses hoy me encuentro aquí de nuevo y vuelvo a hacerme muchas preguntas para las que a su tiempo encontraré las respuestas.   No cuestiono con la tarabilla  que se disfraza detrás de un «por qué», sino con la expectativa de lo que estoy por descubrir y que sé con toda seguridad, Dios ha preparado para mí.  Leíste bien: «Se trata de mí».  Los médicos se llevan a mi marido adentro para su tratamiento y no me permiten el acceso, así que paso tiempos en los que descubro que no solo se trata de su recuperación completa sino de lo que está sucediendo CONMIGO,  en medio de esta travesía de fe.

La sala de espera ha dejado de ser el disparador de la incertidumbre y se ha convertido en la oportunidad para activar mi gratitud.  Veo a tantas personas con tan diversos padecimientos compartiendo conmigo el mismo espacio, veo la necesidad de tanta gente atravesando por circunstancias verdaderamente excruciantes, y me dispongo a evaluar lo que Dios en su inmesurable amor me concede este día para vivir en plenitud.  No puedo acostumbrarme a visitar los hospitales, pero tampoco puedo dar por sentado que la vida, la salud, la familia, los amigos, estarán siempre en el mismo lugar para mí.  Agradezco por cada persona que se cruza con nosotros y por la capacidad de Dios para suplir todo cuanto hemos necesitado a lo largo de este caminar con los médicos.

Los pasos que hemos dado con la salud de mi marido de Julio del 2015 a Julio del 2016 únicamente han sido posibles por la elección de ver lo que nadie más ve, de oír lo que nadie más oye y de permanecer contemplando lo que muchos no se atreven a descubrir. La sala de espera ha sido un aula de aprendizaje y no un sitio de tortura para mí.  Lo que Dios habla al corazón cuando uno se dispone a escucharle hace una total diferencia.  Sí, querido lector, se trata de mí y estoy aprendiendo que no puedo minimizar el enfoque de quien yo soy en este escenario,  y que ocuparme de mí misma es la mejor decisión que puedo tomar para continuar este recorrido con mi marido del que aunque difícil y doloroso muchas veces, solo ha resultado en un contenedor de cosas positivas que continúan contribuyendo para nuestro bien.  El día de hoy no será la excepción.  😀

Un comentario

  1. Gracias, querida Magno, por compartir tu corazón y vivencias conmigo, gracias a dios por 3l avance en todo los aspectos de sus vidas que son una sombra a lo que Dios esta obrando también en nosotros.
    Estamos pendientes de hablar con ustedes
    Gracias nuevamente!!!!

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