Hay un aspecto que he mencionado antes en este blog, pero que no he abordado de manera específica. Este asunto es la economía familiar en relación a recibir un inesperado diagnóstico médico. Una enfermedad de cualquier índole siempre representará un desembolso (previsto ó imprevisto), que viene a afectar la administración del dinero en el hogar en mayor o menor grado. Este desequilibrio trae consigo otro lado de la moneda que nos confronta, y nos expone frente a las demandas que los servicios médicos imponen.
- ¿Cómo hacer frente a la avalancha de gastos cuando sigues recibiendo el mismo ingreso?
- ¿Qué ocurre cuando la enfermedad te detiene de continuar con tus actividades laborales de manera normal y/o tu ingreso se desvanece considerablemente?
Puedo decir que la presencia de una enfermedad representa UN DOBLE DESAFÍO (de salud y económico) que precisamos considerar con detenimiento, a fin de ubicarnos correctamente y definir estrategias INTELIGENTES.
El camino que hemos recorrido a lo largo de un año ya, nos permite abordar este asunto con evidencia sustancial para compartirlo contigo, aún cuando todavía continuamos con muchísimos retos por superar. Es verdad, la atención de la enfermedad de mi comensal favorito ha tenido un costo bastante elevado, pero nuestro barco en alta mar en medio de la tormenta no ha naufragado; antes nos ha traído a un destino que rebasa lo que nuestras mentes pudieron concebir como escenarios posibles.
No voy a hablar de números ni cantidades sino de identidad y perspectiva porque es como tú te ves en medio de la crisis, lo que determina el puerto al que tu barco arribará con seguridad.
En Junio del 2015, la condición de mi esposo era crítica: Anemia aguda, várices esofágicas de gran tamaño sumado a la cirrosis hepática ( en el nivel 9 en una escala del 1-40). Comenzó el bombardeo de gastos con las transfusiones de sangre y muchísimos estudios médicos para tratar de encontrar la causa de su estado. Cuando llegamos al límite de lo que podíamos pensar que esto costaría, nos dimos cuenta que a penas comenzábamos. El hecho de lograr un diagnóstico correcto nos estaba llevando a números rojos en un abrir y cerrar de ojos. Lo que quiero compartirte con esto, es que cuando sientes que el agua te está llegando al cuello, no es una actitud positiva lo que te va a sacar de ahí, sino cómo tú eliges verte a ti mismo(a) dentro del caos.
Estábamos topando con pared económicamente hablando y en efecto, lo único que puedes decir es «NO HAY» ó «NO TENGO». Sin embargo, aquí está lo que yo puedo decirte que hizo y continua marcando la diferencia para nosotros cada día:
Nos despedimos de las declaraciones limitadas que niegan (y reniegan) la realidad de nuestro verdadero propósito, para permanecer cuestionándonos:
¿CÓMO LE VAMOS A HACER?
Nótese que la pregunta que nos hacemos está en PLURAL. Los recursos de mi comensal favorito y míos estaban ya en completa desproporción en relación con los gastos que se asomaban. Podíamos habernos dado por vencidos, confundir la fe con esperar a que «cayera del cielo» la solución, que nos tocara la puerta de la casa el tratamiento indicado, pero ninguna de estas opciones cabían en lo que estábamos viendo de nosotros mismos y de nuestro entorno.
Vernos en una economía limitada, sujeta a los recursos que mi marido y yo podemos conseguir por nuestros propios medios, es la frustración total; cuestionarnos para encontrar respuestas en AQUEL que ha provisto TODO para sus hijos en medio de la dificultad, es lo que te lleva a vivir como el medio día, la más densa y profunda oscuridad.
La segunda decisión que tomamos en este caminar, es renunciar a querer ver todo el rompecabezas armado antes de dar el primer paso. En Julio del 2015, el gastroenterólogo nos dijo que podían ser SIETE cirugías las que mi marido requeriría para tratar las várices esofágicas, cuando a penas llevábamos una y estábamos en shock viendo el costo de ésta. Nos movimos a que el médico hiciera la segunda cirugía viendo únicamente un peldaño de la escalera. Terminamos el ciclo de cinco cirugías en total que se necesitaron finalmente y no me pidas que te explique cómo llegamos ahí.
Contemplar la demanda en su totalidad, verla como si fuese un GIGANTESCO BLOQUE, es una perspectiva errada. Lo que tiene apariencia de gran obstáculo, es una es en realidad UNA ESCALERA, en la cual comprobarás que estás habilitado para ascender con facilidad, conforme elijas conocer y permanecer en tu identidad.
La tercera decisión que he tomado en medio de esto, es considerar el gasto de esta travesía médica como una INVERSIÓN. Ja, ja, ja 😀 …. No me malentiendas, no estoy esperando que los hospitales me den ningún rendimiento. Uno de esos días grises que vivimos, me pegó así de golpe la idea de que todo este dinero que se nos ha ido de las manos es la INVERSIÓN, el pago de una escuela que mi comensal favorito y yo estamos recibiendo a fin de provocar y desatar un mayor crecimiento en todas las áreas de nuestra vida. Me veo a mí misma en un divino entrenamiento y NO bajo la depresión y peso que implica el desequilibrio que estos gastos han traído a nuestra economía.
¿Tiempos de escasez y miseria ó Tiempos de inversión y crecimiento? TÚ ELIGES.
Definitivamente Dios nos sorprende en este andar; he comprobado que siempre nos sale al encuentro con bendiciones inesperadas. Saludos Magno y Pepe!
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Así es Cesiah! Bendiciones inesperadas para nosotros muchas veces, pero previstas y provistas desde la eternidad por quien es nuestro Papá. Un abrazo para ti.
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