
Esta tarde de domingo familiar cerramos la cocina en casa para irnos a un restaurante. Siempre es reconfortante tomarnos un descanso de vez en cuando. Continuar eligiendo comer saludable cuando estás fuera, se vuelve en una experiencia interesante. Tardamos media hora en decidir a dónde queremos ir (cada quien tiene un antojo distinto) y por otro lado, tenemos en consideración evitar los lugares donde sabemos que el menú es solo pasta, pan y/o tortilla. 😀
Estamos aprendiendo que comer fuera de casa no tiene que ser forzosamente, una tentación para consumir lo que sabemos que no es saludable; se trata de CONOCER NUESTRAS OPCIONES.
Las alternativas saludables existen, solo necesitamos poder identificarlas.
Después de varios meses de consumir una altísima cantidad de frutas y vegetales, la sensación que se tiene después de comer la mejor hamburguesa de la ciudad no es la misma de antes. Algo cambió en nuestro paladar que nos hace gradualmente, seguir moviéndonos en la dirección de comer para vivir. En lugar de buscar un restaurante donde sirven buena carne, nos atrae más conocer lugares donde sirven buenas ensaladas. En palabras de mi hija mayor: «Increíble, pero cierto». (Mi marido no comía una sola ensalada seis meses atrás).
Nos asombra cómo en los últimos meses, encontramos en el menú de muchos lugares que están integrando platillos con alternativas para personas como nosotros. ¡Yupi! NO LO SABÍAMOS, Y LO ESTAMOS DESCUBRIENDO. Ahora, podemos pedir quinoa en lugar de arroz, verduras al vapor en lugar de puré de papas, salmón en lugar de un Ribeye, y quedar tan satisfechos que no hay espacio para el postre.
Otra ventaja de conocer mis opciones en los restaurantes, es que me abren el horizonte para experimentar con nuevas recetas. Además de la súper ensalada que me comí, disfruté de una sopa de cebada con champiñones fuera de serie ( que voy a comenzar a intentar hacer en casa).
Te paso los ingredientes descritos en el menú de la ensalada que ves en la foto de arriba: Mezcla de hojas verdes, pollo, aguacate, zanahoria, cilantro, tortilla frita en tiras con una vinagreta de miel, mostaza y cacahuate.
Mi abuelita decía: «No hay peor ciego que el que no quiere ver». Creo que conforme permitimos que se nos caiga la venda de los ojos, podemos ver más allá de nuestras narices y percatarnos de la multitud de posibilidades de las que estamos rodeados para nuestro BIEN.
[…] a leer correctamente las etiquetas de información nutricional de los productos que compras y conoce tus opciones. Que no te den gato por […]
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