Me encanta experimentar con recetas saludables nuevas que consigo en el internet, pero algunas ocasiones lo mejor que me puede pasar es que tenga que pensar algo rápido considerando «todo-lo-que-me-encontré» en el refrigerador. Esta semana ya sentía que era necesario darle un descanso a las ensaladas en crudo; es cierto que son riquísimas, pero la variedad es lo que aquí nos mantiene expectantes y deseosos de seguir adelante en este proceso que vivimos.
Necesitaba algo para acompañar el plato principal y con las verduras que me quedaban me lancé a crear algo diferente. Mi comensal favorito no es melindroso, pero cuando algo le sabe raro, me lo deja saber de manera amable. Puse manos a la obra y sobre la marcha fuimos añadiendo ingredientes, con la curiosidad de cuál sería el resultado obtenido. Son estos momentos los que presentan retos a la creatividad, que la verdad me hacen divertido el rato.
En mi cocina no existe la rutina, y eso precisamente me hace la vida mucho más fácil y llevadera.
Lo cotidiano NO es sinónimo de fastidio para mí.
El experimento fue tomando forma y en 15 minutos estaba listo. Cuando terminé de cocinar me di cuenta que con todo lo que fui agregando se hizo un montón de verduras para comer, y que si esto no le gustaba a nadie, pues tendría que ver la forma de aprovecharlo. Tenía mis sospechas de la recepción que tendría algo que definitivamente «me saqué de la manga».
Nos sentamos a comer y mi comensal favorito no solo se sirvió 2 veces, sino que me pidió le guardase todo lo que quedó de estas verduras, para que se lo comiera para la cena. ¡Sí que quedó fascinado con el sabor!. Ja ja ja….. 😀 ¡Qué divertido es esto de verdad! Con todo y que también me pasa que el experimento no funciona para nada.
El punto principal es que con este espacio no pretendo darte clases de cocina, ni proporcionarte recetas espectaculares, sino animarte a que le des rienda suelta a la creatividad que existe dentro de ti y que puedes comprobar en cosas tan «simples» como hacer la comida «todos los días».
La paso bien y por si fuera poco, comemos muy rico porque comprobamos que lo que da vida a nuestro menú cotidiano, está en lo que fluye de nuestra actitud y perspectiva. ¿De qué me aprovecharía tener en la mesa «comida gourmet» y no poder disfrutarla martirizada por la negatividad y el estrés ? Te lo dejo de tarea. 🙂
Aquí te va mi receta de calabacines con espinacas:
RECETA DE CALABACINES CON ESPINACAS
Ingredientes:
- 3 calabacines picados en cuadritos.
- 3 tazas de espinacas
- 1/2 taza de cilantro picado finamente
- 1/4 taza de cebolla blanca picada
- Sal y pimienta
- 1 cucharada de aceite de aguacate ó de oliva
- Ajo en polvo ( yo utilizo un sazonador de ajo que no contiene sal, marca Mrs. Dash «Garlic & herb seasoning)
- Opcional: Queso cheddar ó el queso que te guste.
Procedimiento:
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Foto 1 En una sartén acitronar la cebolla en el aceite de aguacate, durante un par de minutos. Agregar los calabacines y revolver hasta que el calabacin cambia de color y comienza a suavizarse.
- Añadir el cilantro y continuar revolviendo por unos 3 minutos más. (Foto 1)
- Sazonar al gusto.
- Añadir las espinacas y mezclar hasta que las espinacas se incorporan con los calabacines. El punto perfecto de los calabacines es que estos estén suaves pero consistentes (si se cosen demasiado se van a batir). (Ver Foto 2 y 3)
5. Retirar del fuego . Puedes añadir un poco de queso rallado y dejar que éste gratine con el calor de las verduras . (Foto 4)
La Comida Que Sana 