¿Cuántas veces te has puesto a dieta? ¿Cuántas personas conoces que han iniciado una? En la odisea que nosotros vivimos, precisamos ver resultados a corto, mediano y largo plazo, que no son alcanzables con las promesas de una dieta.
Por eso, hoy más que nunca nos resistimos a todo aquello que se le asemeja, ó que tiene apariencia de cambio RADICAL de alimentación que no pueda ser SOSTENIBLE para nosotros.
Es así como mi comensal favorito y yo caminamos este proceso: Con paciencia.
Paciencia no es la capacidad de esperar, sino el poder para perseverar.
Lo que se nos ha propuesto por los médicos que tratan la condición hepática de mi marido, es un nuevo estilo de vida que jamás podrá ser un producto «express» ó algo que sacas como por arte de magia. En otras palabras, esto no será un «platillo de micro-ondas», pero sí, el menú resultante de un largo cocinado a fuego lento. De los siete meses que llevamos en esta transición, puedo ver tres sencillos aspectos que para nosotros han sido determinantes en el proceso para permanecer enfocados y te los comparto aquí:
Los cambios súbitos, súbitamente regresarán a su punto inicial. Imagina que estos cambios en tu alimentación son como una banda de goma elástica, de la cual tiras con fuerza rápidamente. Lo que estás provocando en el estado de la liga, no es un resultado de estiramiento permanente, sino temporal. La estiras y regresa al punto en el que se encontraba antes de aplicarle fuerza. Por el contrario, si esa banda de goma la vas estirando un poco cada día, con paciencia, sin apuros, no viendo quizá cambios visibles como quisieras pero perseverando, a su tiempo lograrás modificar completamente su condición de manera definitiva.
Los hábitos y costumbres adquiridas sobre la forma en la que comemos es una información que tenemos grabada hasta «el tuétano»; así que no podemos ignorar esta parte, si queremos movernos hacia adelante en esta transición.
2. La única transición sostenible es aquélla que está fundamentada NO en el miedo, sino en el AMOR. La noticia del diagnóstico de una enfermedad incurable, puede resultar aterradora en mayor ó menor grado. Asumir ese temor como la base para elegir lo que comes cotidianamente, solo te provocará frustración y limitará tu avance. El miedo paraliza; por esta razón, para nosotros ha sido verdaderamente liberador, el hecho de respondernos correctamente la pregunta: ¿Por qué estamos haciendo esto? Por mi lado yo decidí que no cocinaría comida para «enfermo» sino comida que contribuya para el beneficio de la salud de toda la familia en casa…… ¡Y poder disfrutarlo juntos! El motivo por el cual mi comensal favorito se dispuso a probar de la comida «rara» que comencé a experimentar aquí, fue el hecho de saber que él se sabe muy amado y está convencido que hay muchas cosas todavía preparadas por delante para su vida, y de ninguna manera porque se siente amenazado.
Quien pretende cambiar su estilo de alimentación consumido internamente por la incertidumbre, es como quien se dispone a escalar el monte Everest llevando consigo un equipo para correr una maratón.
3. Un estilo de vida saludable es mucho más que una alimentación sana. Mientras insista en considerar la enfermedad exclusivamente, como la afectación de un área de mi cuerpo en particular, estaré aceptando una perspectiva distorsionada de la realidad sobre cómo funciona mi ser entero. La salud es un asunto integral que implica el estado interior de mi ser.
Si algo tiene que cambiar antes de mi plato de comida, es mi manera de pensar y la forma en la que me veo a mí mismo(a) dentro de mi contexto.
Deja de intentar más embarcarte en una dieta. Desiste de pelearte con tus propios antojos. Los pasos más pequeños son los más importantes en esta carrera….. ¡Y VERDADERAMENTE VALEN LA PENA! 😀
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