La primera indicación del hepatólogo que recibió mi comensal favorito fue la de bajar de peso. «Usted no está obeso, pero no está en su peso ideal» nos decía el especialista. Nos explicaba con detenimiento los riesgos y complicaciones que esos kilitos (ó libras) de más, pueden provocar en la salud de cualquier persona y cuánto más en la de alguien que ya recibió un diagnóstico como es el de cirrosis. Nos animaba diciéndonos que el solo hecho de estar en el peso indicado lo sacaba de la posibilidad de adquirir diabetes en un 30%, reducir complicaciones cardiacas y muchos beneficios más. La meta eran diez kilos abajo, pero el reto no era llegar ahí sino mantenernos dentro del mismo.
El paso inicial entonces, era el de dejar de minimizar las complicaciones que produce la obesidad y el sobrepeso. Salir del escepticismo fue una barrera que el doctor con toda paciencia se tomó el tiempo de llevarnos a vencer, y junto con esto, nos presentaba la estrategia a seguir, la cual se enfocaba principalmente en el consumo adecuado de los carbohidratos.
Un hígado cirrótico NO es producto del daño causado exclusivamente por el consumo de alcohol como es comúnmente entendido; el azúcar es un detonador que provoca exactamente el mismo deterioro. Aquí la explicación de por qué tanta gente en este tiempo es diagnosticada con la enfermedad conocida como «hígado graso».
Fue entonces cuando comenzamos a ver que existen carbohidratos buenos y carbohidratos malos.
El consumo de los riquísimos y adictivos carbohidratos malos tiene repercusiones directas en la función hepática (entre otros órganos), y una relación determinante en el control de peso, estado de ánimo y nivel de energía en nuestro cuerpo.

Escuchar la lista de los carbohidratos que necesitábamos REDUCIR, nos hacía pensar en que esa dieta era ideal para alguien que vive en otro planeta, considerando que en el mundo donde nosotros estamos inmersos, todo, absolutamente todo está empanizado en azúcar. El doctor no quitó el dedo del renglón y poniendo todo interés en facilitar nuestra comprensión de la seriedad de implementar estos cambios, nos ayudó a despegar en cuanto a este asunto de vislumbrar esa importantísima DIFERENCIA. Los carbohidratos son indispensables para la correcta función de nuestro cuerpo, pero resulta clave que podamos VER cuáles tienen un impacto positivo y cuáles no. Luego, el aprender a implementar este estilo de alimentación – COMER PARA VIVIR -, en el que puedes disfrutar de platillos deliciosos con un alto valor nutricional.

El recorrido implementando estos cambios ha sido largo y no puedo decir que ha sido fácil; sin embargo, ha valido la pena. No hemos eliminado lo carbohidratos malos, pero los hemos reducido considerablemente de nuestros hábitos cotidianos. Todavía continuamos investigando y descubriendo nuevas avenidas para integrar cada día nuevos carbohidratos buenos a la lista, probando nuevas recetas haciendo crecer así la variedad de nutrientes que recibimos (hablo en plural porque yo soy parte del cambio junto con mi marido). ¡Esta es la parte en la que más me he divertido porque disfruto de la cocina y la investigación!
Mi marido bajó los diez kilos que necesitaba por recomendación médica en un período de 4 meses y continúa en su peso correcto después de seis meses; además de que las enzimas del hígado bajaron considerablemente ubicándose hoy en niveles casi normales. En mi caso, elegir los carbohidratos buenos me ayudó muchísimo a reducir tallas, regularizó completamente mi sistema digestivo y me llevó a descubrir que se puede vivir con un nivel de energía mucho más elevado y constante (sin los picos que produce la adicción del azúcar).
Los carbohidratos buenos SON mucho más que ensaladas verdes.
Existe una variedad interminable de recetas y posibilidades culinarias en este rubro. Me conforta el hecho de que más allá del «status quo» de lo que me rodea con la mercadotecnia y la publicidad con los carbohidratos malos, existen millones de personas que están eligiendo basar su alimentación en los carbohidratos buenos y me encanta conectar con ellas para aprender de su experiencia.
Algunos artículos sobre el tema que pueden ayudarte:
¿Hay carbohidratos buenos y carbohidratos malos?
Carbohidratos buenos vs. Carbohidratos malos
[…] precisamente lo más adecuado para mantener el peso ideal, ni para fomentar el consumo de los carbohidratos buenos. Sin embargo, seguir tratando de educar el paladar de estos mexicanos en casa para que […]
Me gustaMe gusta
[…] El dilema de los carbohidratos […]
Me gustaMe gusta