Durante años hemos tenido en nuestra alacena – sin saberlo -, a un impostor vestido de ‘miel de maple’ al que le hemos dado un lugar en nuestra mesa en el desayuno. Su máscara de indefenso e inseparable amigo de los hot cakes (panqueques – panquecas ) dio resultado conmigo, hasta que se le cayó el teatrito. El doctor dijo que era tiempo de decirle adiós al azúcar y con ello salió del menú nuestro amigo enmascarado. Pasaron los días y comenzamos a experimentar con recetas de crepas de avena y panqueques de harina de coco, sin embargo, mi comensal favorito extrañaba entrañablemente al compañero de la careta. La miel de abeja no es del agrado de nadie aquí, de tal forma que esta no podía ser un sustituto.
Fue así como comencé a buscar alternativas y averiguar cuidadosamente al respecto. Me fui a un par de tiendas para leer las etiquetas de todos los tipos de miel que habían y salí de ahí más confundida de como llegué. Lo único que podía ver hasta el momento, eran dos categorías:
- Miel de maple «enmascarado» que en realidad son un montón de químicos (disque «bajas en azúcar» algunas de ellas por contener sustitutos del azúcar) y
- Miel de maple puro (orgánica y no orgánica), que indicaba en la etiqueta, un contenido alto de azúcar. Su presentación tenía varios tipos «Grado A, B y C»
La diferencia en precio entre una categoría y otra era tan marcada, que decidí no comprar nada hasta estar más clara sobre lo que en realidad era conveniente para el consumo de todos, pero sobre todo de mi comensal favorito. La cantidad de químicos y edulcolorantes artificiales de la miel de maple disfrazada, sin duda eran la última alternativa del planeta para acompañar un desayuno saludable. Los daños que provoca el azúcar son superados por este tipo de productos que en el mercado se nos ofrecen como inofensivos.
Pasé un buen rato leyendo y conforme avanzaba podía ver con mayor precisión porqué el precio de una miel de maple pura 100% orgánica, en realidad era una inversión (también conocida como jarabe de arce, miel de arce, sirope de arce). El punto principal está en los beneficios que ésta tiene para la salud, despejando así mis incógnitas en cuanto a cómo el azúcar que contiene, no tiene nada que ver con lo que el azúcar blanca refinada produce en el cuerpo.
Checa aquí los puntos importantes a considerar para hacer una buena elección:
- Precio: La miel de maple pura 100% orgánica siempre será más cara. Cuidado con las imitaciones baratas. Una miel de maple «falsa» siempre tendrá más espesor, en comparación con una miel de maple buena.
- Empaque: Por las características que tiene este tipo de miel, ésta nunca estará en un envase de plástico.
- Etiqueta: Pon mucha atención que la etiqueta diga MIEL DE MAPLE PURO y que la información nutricional no incluya azúcar añadido, jarabes ó colorantes. Asegúrate que es 100% orgánico. (La miel de maple de origen canadiense suele ser la mejor, si la consigues, ésta sería la opción más recomendable).
- Color: Esencialmente existen tres grados. Entre más claro más sutil es el sabor.
- Grado A ó 1 = Color claro
- Grado B ó 2 = Color ámbar (esta es la que comúnmente se utiliza para panqueques y waffles, así como para hornear)
- Grado C ó 3 = Color oscuro.
Finalmente compré una miel de maple pura 100% orgánica grado B y su sabor es delicioso.
Te animo a que leas cuidadosamente la información nutricional de la etiqueta de la miel para hotcakes ó panqueques que tienes en tu alacena. Bien puedes comenzar a poner en la balanza los beneficios de añadir a tu desayuno un complemento nutricional para tu familia y mandar el impostor de «miel de maple» a la basura.
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